Quiero enseñarle a mi hijo a saber perder. Que muchas veces perder te hace mejor persona. Que a veces perdiendo se puede ganar mucho más.
Que perder puede ser hermoso, digno, poderoso y con el tiempo divertido. Aprender a que una mujer te diga que no. Aprender a perder un negocio que no corresponde. A que perder con amigos es mejor que “ganar con indeseables”. A levantarse y seguir luchando para ganar.
Así nacieron los relatos de un camboyano, historias de un perdedor.