Estoy sentado en el banco de una plaza y se me acerca una viejita. Comenzamos a charlar y no se por que le cuento sobre Vicky.

Habíamos ido a esquiar con mi hermano a Chile. A ese viaje se sumaron un grupo de niños que no conocíamos. Que fácil que es hacerse amigos a esa edad. Allí estaba Vicky una chica de Buenos Aires que era un poco mas grande que yo, también es cierto que a esa edad para los varones un año de diferencia es literalmente una eternidad. Pasaban los días y no me animaba a decirle lo que sentía. Hasta que llegó el último día cuando debíamos volvernos cada uno a su provincia. Argentina ganó la copa América de Chile del 91 y un fotógrafo me regalo una foto donde sale Oscar Ruggeri levantando la copa. (*1) No sé qué tiene que ver esto con lo que estaba hablando, pero la mujer sentada a mi lado seguía atenta a mi relato.

Ese día los chicos le hicieron una broma a Vicky y le dijeron que me había perdido, que no sabían donde estaba. Se ve que lo que sucedía era evidente ante los ojos de los demás. El miedo al amor debe ser de los más paralizantes. La cuestión es que cuando estaba bajando al hall del hotel se abrieron las puertas del ascensor y allí me encontré frente a frente con Vicky que me dio el abrazo mas hermoso que me habían dado en mi vida. Me dijo: pensé que te habías perdido.

Algo cambio porque estuvimos todo el día de la mano. Pero la situación seguía siendo angustiante, era el último día y seguía sin emitir palabra. Recuerdo que esa noche nos quedamos abrazados en un sillón. Me sentía un pelotudo ante la imposibilidad para tomar valor.

A la mañana siguiente, llegó el día de partir. Armamos los bolsos. La coordinadora del viaje (Any) nos dijo que tenía una mala noticia, aquella noche había nevado como nunca en los últimos 10 años y la frontera había cerrado. (*2) Debíamos quedarnos una semana más. Todos festejaron como si fuera un gol. Todos menos yo, que me quedé estupefacto, pensando, esto es un milagro, una señal, una maldición o no sé qué, pero me obligaba a enfrentar a mis más profundos miedos.

Es interesante pensar en cómo los hechos fortuitos exteriores abren las puertas o rendijas para “crear realidad”, modificarla y tomar acción para que algo inesperado suceda, lo que en las películas se llama punto de giro.

Cuando llegué a Córdoba en la clase de literatura estaban dando a los llamados “poetas románticos”. Gustavo Adolfo Béquer, Victor Hugo entre otros y yo no podía aguantar el dolor, hasta llegué a pensar que el porfe me lo hacía apropósito. Recuerdo que tuve que salir del aula por que me faltaba el aire. Pero nadie entendía ni siquiera podía comprender lo que me sucedía. No daba para decir – ¿te sentís mal? – Si estoy enamorado.

A la semana siguiente llegó una carta de puño y letra de Vicky, (así es, en esa época no había internet ni nada de redes). Mi hermano y mi madre se me burlaron. (aunque mi madre hoy lo niegue). Tomé la carta, hice un pozo en el patio de mi casa y la enterré avergonzado. Al tiempo, reconocí la estupidez que había hecho y cuando quise desenterrar la carta con la dirección, la misma estaba toda desecha y desintegrada por la tierra y la humedad de la lluvia.

Nunca más volví a ver a Vicky y lo peor de todo es que nunca mas puede olvidarla.

Tiempo después ya de grande y en pareja, pensé que para tener una relación saludable debía erradicarla de mi cabeza y decidí hacer un acto de psico-magia. Le escribí una carta diciéndole todo lo que sentía y no le había podido decir. Luego me fui al patio y en un acto esotérico le prendí fuego. Vi como el viento quemaba pedazos de mi historia mientras se deshacía en un torbellino hasta transformarse en nada.

La viejita sentada a mi lado, cual escena de la película Forest Gump, (*3) me preguntó si había funcionado. Nos miramos y le respondí. Se ve que no. Y nos cagamos de risa juntos.

Y eso es todo lo que tengo que decir.

(1*) https://es.wikipedia.org/wiki/Copa_Am%C3%A9rica_1991

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Historias Camboyanas

(3*) Pelicula Forest Gump

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